Quizás ya te hayas cruzado con la palabra govtech, te suena de algo y te pica la curiosidad. Esperamos que después de leer este artículo el concepto esté más claro. De hecho, esperamos que quieras saber mucho más.
Govtech es un nuevo espacio donde startups, scale-ups y pymes digitales colaboran con instituciones públicas para solucionar retos que pueden impactar a miles de personas. Retos en espacios tan fundamentales como la provisión de los servicios públicos, en la eficiencia interna o en la calidad democrática.
Cada día descubrimos más soluciones digitales cuyo objetivo es mejorar la educación, hacer más fácil la vida de los pacientes crónicos, promover el reciclaje, medir la huella de carbono, o ayudar a tomar decisiones críticas en base a datos. No obstante, aunque todas esas soluciones están ahí, y han probado su valor, siguen sin impactar a escala en las administraciones públicas. Mientras que las empresas digitales emergentes están teniendo un rol central en la digitalización en todo tipo de industrias, lo público sigue sin integrar en sus servicios este tipo de soluciones, como si operara en un mundo paralelo.
Hay muchos motivos que explican esta situación. Aquí van algunos de los que nos parecen más relevantes:
Los funcionarios y trabajadores públicos no se cruzan con este tipo de proveedores por lo que nunca llegan a conocer sus soluciones. Sin este conocimiento previo es improbable que una institución demande este tipo de soluciones. Normal, es innovación, estas ideas no se le ocurren a cualquiera.
Los sistemas, las regulaciones y los procesos de la compra pública se aplican de tal forma que hacen poco competitiva a la oferta de empresas innovadoras, ágiles y jóvenes, excluyéndolas del sistema. Esto se refleja en el modo de diseñar licitaciones cuyas solvencias y criterios de adjudicación tienden a favorecer a operadores económicos consolidados con un volumen de negocios sustancial, y con soluciones mayormente convencionales. No, no es necesario comprar a Telefónica para asegurarse la buena ejecución de un contrato de 100.000 euros. Y tampoco lo exige la Ley.
Y existe mucho mito en un lado y en el otro. Las startups piensan que lo público no paga, o paga tarde, y todo se mueve por enchufe. Los funcionarios creen que todas las empresas emergentes son dos tíos en un garaje. Luego se sorprenden al saber de ejemplos como la de la startups madrileña ElectronicID que digitalizó la tarjeta de la seguridad social del gobierno francés, Savana médica que trabaja con miles de historiales clínicos o Tucuvi que acaba de recibir 5.5 millones de la Comisión Europea.
Pero aún hay más. Govtech no sólo trae grandes soluciones. También puede ser un gran instrumento de transformación pública. Trabajar mano a mano con una startup obliga a las instituciones a definir y priorizar sus problemas teniendo en cuenta a la persona usuaria de ese determinado servicio, comunicar su necesidades de manera abierta (y reconocer, sí, que tienen un problema), experimentar, probar, medir, y aprender para repensar el servicio. Los equipos públicos se empoderan en el proceso, y trabajan mano a mano con la startup, rompiéndose la típica relación consultoril del “te lo hago todo” tan habitual cuando se trabaja con grandes empresas.
Por último, no se nos ocurre mejor forma para promover el ecosistema emprendedor del territorio. Las subvenciones y ayudas están muy bien, pero lo que necesitan las empresas, especialmente las innovadoras, son clientes. La compra pública govtech apuesta por las empresas de su territorio y las ayuda a crecer. En los últimos años las instituciones han enfocado todos sus esfuerzos a promover más I&D, y está bien, pero no es suficiente. La gran idea, si no crece, se vuelve pequeña en dos días. Necesitamos políticas de compra que no sólo impulsen la generación de innovación sino también el crecimiento de empresas innovadoras del territorio. Conocemos a muchas instituciones que están haciendo esfuerzos ingentes (nos consta) para desarrollar programas de Compra Pública Innovadora, pero luego no hacen ni un esfuerzo por abrir su compra comercial a startups, scaleups o pymes digitales ya en el mercado con auténticas virguerías.
Hay cierta alineación de los astros, y lo que hace 5 años parecía una locura, hoy ya es una realidad en España, y ni que decir en Estados Unidos o en Gran Bretaña. En nuestro país, ayuntamientos, provincias, comunidades y empresas públicas apuestan por crear espacios pre-comerciales para probar soluciones de startups scaleups en entornos controlados y así informar la demanda digital futura de su institución. En Europa, la Comisión Europea ha creado su primera incubadora govtech y la OCDE promueve este espacio como una de las prioridades en su agenda digital pública. Hasta los inversores, tradicionalmente alérgicos a todo lo que sonaba a público están reconsiderando su postura. Merece la pena leer a Andreessen Horowitz, uno de los inversores más potentes de Estados Unidos, y su tesis de inversión que han llamado “American Dynamism” (Dinamismo Americano) que apuesta por empresas que están solucionando los grandes retos de pilares fundamentales para el desarrollo del país como energía, salud, educación, vivienda o seguridad.
El mundo govtech acaba de surgir, y está todo por hacer. En Gobe Insights compartiremos nuestros aprendizajes, descubrimientos y diseños, para que podamos, entre todos, tener un impacto positivo en nuestra sociedad.